lunes, 7 de diciembre de 2015

Nunca más.

Nunca he sido cobarde; siempre he tenido los cojones para asumir las cosas como son y como se me han presentado en la vida. Lo bueno, lo malo y lo feo.

Hoy recurro a esta tribuna pública par dar a conocer un hecho que llevo ahogado hace más de mes y medio. Un suceso que, muchas veces, crees estar ajeno hasta que te pasa y es fuerte. Tuve muchas dudas de plantearlo y encararlo como era porque uno se trata de convencer que no era tanto, que la cosa no es así, que no fue tan feo tampoco. Pero no, las cosas como son y, por mi sanidad mental, la verdad y para que sepan que las cosas son así hasta que te tocan.

Muchos van a creer que esto es un ejercicio perjudicial, que solo busco manchar a otra persona, creerán que estoy hablando de más o que simplemente soy un resentido o un poco hombre. Usted, crea lo que quiera, siga leyendo y me da su opinión cuando quiera.

Fui víctima de violencia de pareja por mi ex polola; violencia física y psicológica en más de una ocasión. Son palabras mayores que, muchas veces por amor, le bajas el perfil, lo ignoras y haces vista gorda para no alterar la relación que tienes. ERROR. Es lo peor que puedes hacer. Cuando te ocurre la primera vez y dejas que pase, eres TÚ el que pone un precedente para que siga sucediendo. Es 50% de tu culpa porque tu dejas que pase y no le pones un alto al tema, es culpa tuya no asumir lo que era y ponerle un alto antes de que todo fuese tóxico y se viciara. Aún así, me cegué y lo permití dos veces. Mal.

Tuve que aguantar golpes en momentos de enojo y manipulaciones, porque la otra persona siempre supo que me tenía en su poder. Manteniéndome con la autoestima baja para tenerme cerca. Aguantar que te mandaran a la cresta para "poner a prueba que tanto se querían". Aguantar que no te podían ver bien, porque no servía que tu estuvieras bien si la otra persona no estaba bien. Ambos hundidos hasta el cuello. Sin restarle al hecho de la continua invasión a la privacidad por medio de cuentas falsas que me trataban de convencer y retenerme, con el fin de seguir haciéndome daño.

Si eso no es violencia. ¿Qué es?

Todos cometemos errores durante una relación, pero hay una línea que jamás debes cruzar. no?

Tuvieron que pasar muchos días, conversaciones, sesiones y un par de cosas más para entender lo que me pasó porque, reitero, te sientes tan ajeno a eso; algo que le pasa a los demás y que jamás pensarías que te pasaría a ti hasta que pasa y es fuerte. No se lo deseo a nadie.

Lo más importante en una relación de pareja es el respeto y cuando eso se pierde, ya no queda mucho por rescatar. Es como ver una casa de naipes caer lentamente y tu quedarte parado sabiendo para donde va la cosa, un espectáculo triste, deprimente y humillante.

El respeto, como valor fundamental, debe construir una relación sana donde ambas partes se reconocen como individuos independientes y cada uno con sus virtudes y defectos. El respeto es, sin lugar a dudas, la piedra angular de cualquier tipo de relación humana.

Cuando aceptas que te falten el respeto no tan solo aceptas el (mal)trato de la otra persona sino que también quemas y regalas parte de tu dignidad porque tu mismo te pones en un segundo plano; tu felicidad pasa a depender netamente del bienestar de una relación y no debe ser así. La felicidad es, intrínsecamente, la construcción de tus buenos momentos por ti mismo sin que tengan que depender de nadie más que de ti. Jamás busquen que "otra persona te haga feliz", busquen el ser feliz con uno mismo primero en orden de conseguir la felicidad en pareja.

Posterior a eso, todo fue mucho más claro.

Pasaron los días y me costó menos entender que lo que me pasó me sirvió para aprender que uno jamás debe sacrificar su felicidad, dignidad ni sanidad mental ni física por nadie. Mucho menos alguien que manipule tus acciones y que no tenga la madurez emocional suficiente para separar los hechos de la fantasía.

Fui víctima de violencia, no tengo miedo de asumirlo porque así como yo hay miles, hombres y mujeres. Ojalá estos les sirva para que se den cuenta de que las cosas no están tan lejos como uno las cree y que el respeto y tu felicidad deben prevalecer por sobre todas las cosas.

Hoy vivo más tranquilo porque lo peor ya pasó y camino orgulloso de que jamás bajé al nivel que bajaron conmigo. Hoy vivo en paz conmigo, el resto y la gente que me rodea porque cuando uno da cariño, recibe el cariño de vuelta.

Gracias a mi familia y todos los que han estado conmigo estos días que, a pesar de estar lejos de casa, me he sentido más en hogar que nunca.

S.-